lunes, 4 de julio de 2016

Cultura Infantil y Multinacionales (Shirley Steinberg y Joe Kincheloe). Capitulo 1.

Basta de secretos. Cultura infantil, saturación de información e infancia posmoderna.
La infancia es una creación de la sociedad que está sujeta a cambio cada vez que tienen lugar transformaciones sociales importantes. El apogeo de la infancia tradicional duró desde alrededor de 1850 hasta 1950. Protegidos de los peligros del mundo adulto, durante ese período los niños fueron retirados de las fábricas y entraron a las escuelas. A medida que el prototipo de familia moderna se desarrollaba a finales del S XIX, la conducta apropiada de los padres hacia los hijos se fundó en torno a las ideas de ternura y responsabilidad adulta por el bienestar de los niños. La psicología infantil moderna, que surgió durantes esa época del niño protegido, la construyeron de manera no deliberada los supuestos tácitos del período. Los grandes psicólogos infantiles desde Erikson a Gesell o Piaget concebían que el desarrollo del niño estaba determinado por fuerzas biológicas.

La crisis contemporánea de la infancia.
El cambio de las realidades económicas emparejado con el acceso de los niños a la información sobre el mundo adulto ha alterado espectacularmente la infancia. El genio de la infancia tradicional está fuera de la botella y no puede volver a ella. Los artículos recientes sobre la cuestión publicada tanto en la prensa popular como en la especializada hablan de la “infancia perdida”, de que los niños crecen demasiado deprisa y del terror infantil en el aislamiento del hogar y la comunidad fragmentada.

Nuevos sitios de aprendizajes: las empresas comerciales como educadores.
Esta crisis de la infancia requiere que examinemos sus causas. Aunque la peligrosa situación a la que los niños deben hacer frente en la actualidad la han compuesto diversos factores, este libro analiza uno en particular: la producción de cultura infantil popular de las empresas comerciales y el efecto de esta cultura sobre los niños. Un intento de esta índole está dentro de la categoría general de pedagogía cultural, que se remite a la idea de que la educación tiene lugar en diversos sitios sociales que incluyen la escolarización pero no se limitan a ella. El trabajo de los especialistas de la educación requiere examinar tanto la pedagogía en la escuela como la pedagogía cultural.
La aparición de los estudios culturales ha facilitado nuestro intento de examinar las prácticas culturales por medio de las cuales, los individuos se comprenden a sí mismos y al mundo que los rodea. Respaldados  por  las  ideas  de  los  estudios  culturales,  estamos  mejor  preparados  para examinar  los  electos  de  la  pedagogía  cultural  con  su  formación  de  la  identidad  y  su producción y legitimación de conocimiento, es decir, el curriculum cultural.
Las  organizaciones  que  crean  este  curriculum  cultural  no  son  organismos  educativos, sino  más  bien  entidades  comerciales  que  no  actúan  por  el  bien  social,  sino  por  la ganancia individual. La pedagogía cultural está estructurada por la dinámica comercial, fuerzas  que  se  imponen  en  todos  los  aspectos  de  nuestra  vida  privada  y  la  de  nuestros hijos  (Gwtoux,  1994).  Los  patrones  de  consumo desarrollados  por  la  publicidad  de  las corporaciones  habilitan  a  las  instituciones  comerciales  como  los  profesores  del  nuevo milenio.  La  pedagogía  cultural  de  las  corporaciones  ha  "hecho  sus  deberes":  ha producido formas educativas que tienen un éxito enorme, cuando se juzga sobre la base de su propósito capitalista. Las empresas    comerciales norteamericanas han revolucionado la infancia sustituyendo las clases tradicionales en el aula y el trabajo en el  pupitre  por  muñecas  con  historia,  reinos  mágicos,  fantasías  animadas,  vídeos interactivos, realidades virtuales, héroes televisivos de kick-boxing', libros de terror que producen  escalofríos  en  la  espalda  y  una  serie  completa  de  formas  de  entretenimiento producidas  aparentemente  para  los  adultos  pero  consumidas  con  avidez  por los niños.
Utilizando  la fantasía  y  el  deseo.  los  ejecutivos  de  las  empresas  comerciales  han  creado  una perspectiva  de  la  cultura  de  finales  de  siglo  xx  que  se  mezcla  con  las  ideologías empresariales y los valores del libre mercado.
El  razonamiento  principal  aquí  es  que  nuestra  responsabilidad  como  padres,  cívica  y profesional  es  estudiar  el  curriculum  de  las  empresas  comerciales  y  sus  repercusiones sociales  y  políticas  En  efecto,  mantenemos  que  en  cuanto  padres,  ciudadanos  y profesores  debemos  considerar  responsables  a  las  empresas  comerciales  de  los  rasgos pedagógicos  de  sus  actividades,  de  la  cultura  infantil  que producen.

Situar la cultura popular en los estudios culturales.
Los problemas sobre la cultura infantil y su relación con la pedagogía cultural se pueden clarificar y analizar dentro del campo académico de los estudios culturales. Las tentativas para definir los estudios culturales son operaciones delicadas, ya que el campo ha actuado conscientemente de manera que evita las definiciones de las disciplinas  académicas  tradicionales. Sin  embargo,  los  estudios  culturales  tienen  algo que ver con el esfuerzo para producir un modo interdisciplinar (o contradiscipilinar) de estudiar, interpretar y a menudo evaluar las prácticas culturales en contextos históricos, sociales y teóricos. Negándose a equiparar la "cultura" con la alta cultura, los estudios culturales   intentan   examinar   la   diversidad   de   expresiones   y   prácticas   artísticas, institucionales  y  comunicativas de  una sociedad.  Sus intereses incluyen en particular las "reglas" del propio  estudio  académico;  es  decir,  las  prácticas  de  discurso que guían la empresa erudita.
Así, los estudios culturales, con su atención a la dinámica del discurso del campo, tienen interesantes  posibilidades  de  nuevas  maneras  de  estudiar  específicamente  la  educación de  la  infancia.

El valor de estudiar la cultura popular.
El estudio de las formas tradicionales de cultura infantil ha  proporcionado  a  los  especialistas  algunas  ideas  en  dominios  de  difícil acceso de la consciencia del niño. La   relación   entre   la   cultura   infantil   y   el deseo/sentimiento de la infancia hace saltar el fusible cultural racional, conectando así a los  adultos  con  el  mundo  vital  de  los  niños  y  concediéndoles  un  mejor acceso  a  las  percepciones  de  la  infancia.
El entretenimiento de los niños, como otras esferas sociales, es un  espacio  público controvertido  donde  intereses  sociales, económicos y políticos diferentes compiten  por  el  control.
La  cultura  popular  proporciona  a  los  niños experiencias emocionales intensas a menudo sin igual en cualquier otra fase de su vida. No es sorprendente que esta energía e intensidad ejerzan una influencia poderosa sobre la definición de sí mismo, sobre las maneras en que los niños deciden organizar su vida.
El  poder  unido  al  deseo  produce  una  mezcla  explosiva: sin embargo la colonización del deseo no es el final de la historia. El poder envuelve la consciencia y la inconsciencia  de  un  modo  que  evoca,  sin  duda, deseo  pero  también  culpa  y  ansiedad. La intensidad de la culpa y la ansiedad que un niño puede experimentar como resultado de  su  encuentro  con  el  poder  es  inseparable  del  contexto  cultural  en el que vive.

La alfabetización necesaria en la cultura de los medios y en la cultura popular en la hiperrealidad.
La  explosión  de  información,  la  saturación  de  medios  de  finales  del  siglo  xx  con  su acceso a dominios privados de la consciencia humana ha creado un vértigo social. Esta condición  social,  llamada  a  menudo  hiperrealidad,  exagera  la  importancia  de  los  que ejercen el poder en todas las fases de la experiencia humana. El flujo de significadores de  la  hiperrealidad  en  todo,  desde  los  megabytes  hasta  la  publicidad  de  televisión, disminuye nuestra  capacidad  para  encontrar  significado  o  generar  pasión  por  el compromiso. Con tanta información generada por el poder bombardeando los sentidos, los  adultos  y  los  niños  pierden  la  confianza  en  llegar  a  comprender algo. Los niños que han sido educados por la cultura popular enfocan la alfabetización  desde  un  ángulo  muy  diferente.  La  alfabetización  en  los  medios  se
convierte  en  una  destreza básica  necesaria  para  negociar  la  propia  identidad,  los  valores  y  el  bienestar  en  la hiperrealidad empapada de poder.

¿Demonio o ángel? Los impulsos comerciales y democráticos de la televisión.
La  televisión  comercial se  ha  estructurado  siempre  por  las  demandas contrapuestas  del  comercio  y  la  democracia.  Cualquier  estudio  de  la  cultura  infantil encontrará  estas  dinámicas  contrapuestas  en  juego  en  diversos  niveles  en  los  textos examinados.
La cultura infantil de los medios la dictan los intereses comerciales; los márgenes de beneficios son demasiado importantes para preocuparse por el bienestar de los niños.

El poder de las empresas comerciales y la cultura infantil.
El  estudio  del  poder  y  la  cultura  infantil  pone  de manifiesto  ideas  de  la  política norteamericana que, a primera vista, pueden parecer sólo secundarias a los padres y los profesionales  del  niño.  Cuando  se  comienzan  a  explorar  los  caminos  del  activismo infantil,  se  hace  frente  de  inmediato  a  la  concentración  del  poder  en  un  número  de manos  más  pequeño  y  cada  vez  más  comercial.  Una realidad  como  ésta  no  pueden ignorarla los defensores del niño y los padres interesados. Puesto que el bloque de poder
dominado  por  las  empresas  comerciales  no  teme  vengarse  de  los  que  desconfían  del efecto  de  sus  productos.  A  la  luz  del  fracaso  de  las  instituciones  de  oposición  para
cuestionar  la  hegemonía  de  las  empresas  comerciales,  éstas  tienen  en gran  medida  el campo libre para producir casi cualquier cultura infantil que sea rentable.

Cambiar la infancia vía la cultura infantil/popular.
No hay duda de que la infancia ha cambiado, a menudo como resultado de su contacto con la cultura infantil y otras manifestaciones más adultas de la  cultura de los medios.
Aunque  todo  el  público  de  la  cultura  popular  desempeña  un  papel  importante  en  la elaboración  de  su  propio  significado  de  los  textos  de  la  cultura  popular,  la  cultura infantil   y   la   cultura   popular   adulta   ejercen   influencias afectivas especificas. Los  padres  ya no  controlan  las  experiencias  culturales  de  sus hijos, han  perdido  el  papel  que  desempeñaron en  el  desarrollo  de  sus  valores  y de su visión del mundo. Los programas de televisión, las películas, los juegos de video y la música son  en  la  actualidad  dominio  privado  de  los  niños.

El dilema de la infancia postmoderna.
Esta nueva realidad presenta a los adultos un complejo problema. El acceso de los niños contemporáneos a la cultura infantil comercial y la cultura popular no sólo les motiva a convertirse en consumidores hedonistas sino que también daña la inocencia.
El acceso infantil al   mundo   adulto   por   los   medios   electrónicos   de   hiperrealidad   ha   pervertido la consciencia de sí mismos de los niños contemporáneos como entidades incompetentes y dependientes.  Esta  percepción  de  si  mismos  no  se  compagina  bien  con  instituciones como la familia tradicional o la escuela autoritaria, basadas ambas en una concepción de los niños como seres incapaces de tomar decisiones por sí mismos.

La reacción: odiar al niño listillo.
El niño postmoderno es un listillo, y a menudo se le presenta en la cultura popular como "despabilado". En cuanto chicos listos sabelotodo, con frecuencia es fácil odiarlos. Los niños con poder son especialmente amenazantes para los adultos.

Valores familiares: palabras clave para el abandono infantil.
La familia es un lugar de lucha política e ideológica desde finales del siglo XVIII. Estas luchas han servido en el siglo XX para dar explicación a la ruptura de la familia tradicional, por lo que en la actualidad el núcleo familiar es un lugar de hostilidades latentes, ya que los niños precoces luchan en contra de sus padres por privilegios adultos y bienes materiales.

La fría realidad de la violencia en las familias y entre los niños.
Por  mucho  que  podamos  destacar  los  problemas  internos  de  los  discursos  sobre  los valores  familiares  y  la  defensa  del  menor  y  deplorar  el  miedo  u  odio  a  los  niños  que
encontramos  en  los  resquicios  del  inconsciente  público,  de  ninguna  manera  queremos dejar de lado las dificultades de la crianza infantil y las frustraciones de los padres y los profesores  actuales.  La  delincuencia  infantil  y  juvenil  es  un  hecho  de  la  vida  que continúa  incrementándose  en  la  sociedad en  los  entornos  urbanos, rurales  y  suburbanos.
Actualmente,  los  niños  están cada  vez  más  implicados  en  actos  de violencia.  Nuestro  razonamiento  aquí  es  que  la
cultura  infantil  y  la  cultura  popular  en  general  constituyen  una  dinámica  social  que contribuye a la violencia de los jóvenes.

Cultura infantil y problemas de justicia.
Todo  análisis  actual  de  la  infancia  debe  ocuparse  de  los  problemas  de  las  injusticias relacionadas con la raza, la clase y el género que  acosan a  segmentos de los niños que constituyen  el  público  de  la  cultura  infantil  y  determinan  el  formato  de  los  medios, el texto  impreso  y  las  dimensiones  interactivas  de  esta cultura.  

Cultura infantil con raza.
Los agentes artísticos informan que los actores para  los  anuncios  se  escogen  cerca  de  la  norma  de  aspecto –típica blanco. Cuando se presenta a actores no blancos, con frecuencia se sitúan en la periferia de la acción dejando los papeles de dirección e instigación a los niños blancos.

Cultura Infantil con género.
Dado  todo  el  análisis  y  la  reconceptualización  de  los  géneros  que  ha  tenido  lugar durante  las  últimas  décadas,  es  asombroso  que  la  cultura infantil  pueda  conservar  una diferenciación  de  género  tan  grande  como  la  que  tiene.  Sin  embargo,  mientras  que  el análisis de género de la cultura popular avanza y proporciona ideas importantes sobre la construcción de género de los medios, la cultura infantil continúa promoviendo roles de género perfilados.

¿Qué hacemos? Repensar la educación de niños y niñas.
A medida que comenzamos a comprender estos problemas, se presenta la necesidad de una  reconceptualización  de  la educación de niños y niñas.
Una educación crítica de la infancia está interesada en el conocimiento y las intuiciones que los niños traen a la escuela. En la hiperrealidad este  principio  pedagógico  significa  que  los  educadores  están  obligados  a  estudiar la cultura infantil, su efecto sobre sus consumidores, y su relación con el deseo. Si estamos interesados en conocer a nuestros niños, una pedagogía de este tipo nos proporciona una línea directa a su consciencia así como a su percepción de si mismos y del mundo.







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